Tengo un primo fotógrafo

Ventajas y desventajas de encargar las fotografías de la boda a un invitado

Son incontables las ocasiones en las que a lo largo de los años me he encontrado con parejas de novios que ante la posibilidad de evitar el gasto que conlleva contratar a un fotógrafo, han recurrido a la opción de encargarle las fotografías de la boda a un amigo/familiar/invitado que no les cobrará y con el que “hay confianza”.

No soy quien para juzgar las decisiones personales de cada uno, pues son personales y atienden a razones individuales, pero cuando los novios me dicen que en su boda no van a tener fotógrafo sino que van a dejar la responsabilidad de las fotografías a algún familiar o invitado (o incluso a varios), no tengo más remedio que argumentarles lo que considero que es un auténtico error por diversos motivos.

El primero y fundamental es que en la gran mayoría de los casos, esas personas a las que se delega el trabajo fotográfico no son profesionales. Pueden tener una buena cámara y un buen equipo, incluso buena disposición a la tarea, pero, como en todo, el “oficio” es parte importante del trabajo. Yo siempre digo que un profesional con pocos medios ofrece siempre mejores resultados que el aficionado con un gran equipo, porque el profesional sabe cómo sacar mayor rendimiento del material y de la situación.

fotografías de la boda

Pero no sólo se trata de una cuestión de ver “quién tiene mejor cámara”, sino de conocer todo el proceso del reportaje. Antes de ser fotógrafo de boda asistí, como todo el mundo, a numerosas bodas de familiares y amigos. Cuando por fin empecé a trabajar en este mundo, me di cuenta de que los invitados sólo perciben una pequeña parte del proceso y además, siempre desde el punto de vista particular de cada uno, desde fuera.

Esas son cosas que no puedes exigirle a un invitado, porque no tiene por qué saberlas. Además, si nos ceñimos a un reportaje completo, los fotógrafos empezamos a trabajar mucho antes de la hora de la ceremonia, y dependiendo de los casos, incluso varios días si tenemos que estudiar localizaciones, hablar con organizadores o wedding planners, quedar previamente con los novios para organizar la sesión, etc.

fotografías de la boda

Si a tu (incluir aquí parentesco o relación con el afectado) le pides que se encargue de tus fotos. ¿crees que además llevará a cabo todo este proceso? ¿Sabrá cuáles son los detalles y momentos fundamentales en el reportaje? ¿sabrá reaccionar rápidamente ante las espontaneidades que tiene toda celebración y que te obligan a estar constantemente pendiente de los invitados o de las sorpresas inesperadas? Esas cosas se aprenden con los años a base de hacer bodas e incluso a nosotros muchas veces nos superan, y eso que vamos preparados. Pues imaginaos lo que ocurre cuando el encargado de las fotografías no sabe lo que va a ocurrir a continuación.

Otro de los motivos fundamentales por el cual creo que no es buena idea relegar esta responsabilidad en un invitado es precisamente esa: que los invitados son “invitados” y van a una boda a disfrutar y celebrar el enlace con los novios y con los amigos, no a trabajar. Esto implica que no puedes pedir responsabilidades al invitado si en un momento dado no está donde tiene que estar porque, como es lógico, está pasándoselo bien y no con la cámara a cuestas. Si nosotros, como profesionales, omitimos en nuestro reportaje un evento importante, los novios pueden exigirnos responsabilidad que, en muchas ocasiones, puede traducirse en una compensación económica por un mal trabajo y además, en una mala imagen para el gremio de fotógrafos. Pero ¿qué le dices a una persona a la que le has encargado un trabajo para el que no estaba cualificado cuando el resultado, pese al empeño, no es el deseado? Y no nos olvidemos de una cosa: los principales perjudicados por este asunto sois vosotros, los propios novios, que después de haber estado durante muchos meses preparando hasta el mínimo detalle de la boda, carecen de un recuerdo a la altura de las circunstancias.

fotografías de la boda

Tampoco hay que olvidarse de una cosa. Dentro de las bodas existen pequeños círculos de confluencia: familia del novio, de la novia, amigos del novio, compañeros de trabajo de la novia, amigos de los padres de cualquiera de ellos… El hecho de elegir como fotógrafo a una persona de entre los invitados supone extraerla de alguno de estos círculos, pero solo a efectos teóricos, porque en la práctica, estará sentado con ellos en el banquete, con ellos durante el cocktail y seguramente con ellos durante la fiesta. Por lo tanto no debería sorprender que el ochenta por ciento de las fotos que os entregue y que pertenezcan a alguno de estos momentos sean de miembros del grupo al que pertenecen, debido a que hay más confianza y que es con ellos con quien pasará más tiempo durante la boda.

Por contra, el fotógrafo es ajeno a estos círculos y presta, o debería prestar, el mismo interés por cada uno de estos grupos de invitados, procurando tener un número de tomas equilibrado entre los invitados evitando tener más de unos que de otros. Lógicamente esto también es teoría, pues en la práctica los propios invitados pueden ser más propensos a las fotografías que otros y como seres humanos que somos los fotógrafos, desarrollamos mayor empatía por unas personas que por otras; pero no tenemos que dejar que eso influya en nuestro trabajo y debemos estar pendientes de todos y no sólo de un número reducido de invitados. En una boda, después de los novios, todos los invitados son importantes.

Por último, otro apartado importante es el relacionado con el procesado de las imágenes y la entrega de las mismas. El trabajo de un fot´grafo de bodas no termina cuando metemos la cámara en la mochila después de la fiesta, sino que continúa durante días con la edición, limpieza, selección y procesado de las imágenes (en ocasiones en un número cercano a dos mil archivos) con programas y métodos profesionales de revelado. Conozco a mucha gente con buenas cámaras que siguen disparando en modo automático y en formato de .jpg. Posiblemente a muchos esto os suene a chino, pero cuando quieres un trabajo profesional hay determinados factores a tener en cuenta que quienes no trabajan habitualmente con fotografía no suelen tener en consideración y, que por supuesto, no les son necesarios. Pero el reportaje de boda es un tipo de fotografía muy especial que tiene que estar muy medida, muy calculada y muy procesada. Y eso lleva tiempo. Tiempo del que el invitado que hizo las fotografías puede no disponer o no querer dedicar, entregando a los novios un trabajo a medias que puede desmerecer todo el trabajo anterior.

fotografías de la boda

Y no estoy hablando del trabajo de maquetación del álbum y su procesado, porque tendríamos para elaborar otro artículo sólo con este tema.

Por resumir y cerrar el tema. Cuando contratáis a un fotógrafo estáis contratando unas garantías de trabajo; una cantidad de imágenes que cubren todos los detalles, momentos e invitados; la seguridad de un equipo que responde a todas las inclemencias de iluminación (o falta de ella) se suelen tener las bodas; la posibilidad de reclamar en caso de no quedar satisfechos con el trabajo; una jornada de trabajo profesional completa, etc.

Si os decidís finalmente por delegar la responsabilidad del reportaje en un conocido invitado a la boda, aseguraos de que, o bien todos esos factores puede asumirlos o de que para vosotros no son necesarios o compensan el gasto que supone la contratación de un servicio fotográfico.

Los estudios de fotografía disponen de varios tipos de presupuestos que se ajustan a las necesidades de cada reportaje, antes de tomar una decisión a este respecto, hablad con ellos sobre las posibilidades que ofrecen de personalizar el servicio, pero si queréis un consejo, no dudéis en invertir en la fotografía de vuestra boda, porque, al final, es el único recuerdo tangible que tendréis de este día irrepetible.

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